La presentación de usted es aproximadamente un 55 por ciento no verbal. Una gran parte de esta comunicación no verbal es a través de su lenguaje corporal. Muy a menudo no eres consciente de cómo se mueve tu cuerpo y de cómo tus expresiones están cambiando y adaptándose a diferentes situaciones.
Un profesor le dio a uno de los estudiantes una tarea que implicaba practicar una mirada empática frente a un espejo. Este tipo ignoraba por completo que cuando se concentraba y escuchaba a un cliente, su expresión se veía feroz. Se preguntaba por qué ninguno de sus clientes en sus sesiones de entrenamiento regresaba para una segunda sesión.
Aunque es importante ser auténtico en lo que crees e intentas transmitir, un poco de autoconocimiento de cómo te pones de pie, te sientas, te mueves y te presentas puede ser útil.
Vístase para impresionar. No puedes evitar ser influenciado por el aspecto de la persona que tienes delante. La forma en que te ves influye enormemente en la forma en que te perciben y juzgan los demás. Saber qué colores le adulan y le ponen en su mejor luz contribuye a la gestión de su impresión.
Haga un esfuerzo para hacer contacto visual directo.
Piensa en tu boca – trata de sonreír y parecer amigable.
Decida si el contacto con el cuerpo es apropiado. Sólo dése la mano en una situación de entrevista si el entrevistador le ha ofrecido su mano primero.
Usa una voz cálida. Recuerden que según Mark Twain,’La voz humana es el órgano del alma’.
Use una buena postura. Ya sea que estés de pie o sentado, mantén siempre tu cuerpo recto.
Piense dónde colocar sus manos; póngalas en su regazo, o póngalas sobre la mesa, si es que hay alguna.
Cruce las piernas una vez, preferiblemente por las pantorrillas. Esta es diferente entre los géneros y puede estar influenciada por los géneros de las personas con las que te relacionas.
Trate de involucrarse con todos los demás. Si se encuentra en una situación de entrevista, haga contacto visual con la persona que hace la pregunta y sonría siempre con una sonrisa cálida.
Esté consciente de cualquier comportamiento habitual que pueda utilizar. Pídale a alguien que le dé su opinión – por ejemplo, tocarse la nariz, las manos en la barbilla, mover el cabello hacia atrás, pasar los dedos por el cabello, toser de forma nerviosa, evitar el contacto visual y otros comportamientos de los que tal vez no se dé cuenta.